Thursday, December 06, 2012

My Music Adios!

Ultimamente tengo tan poco tiempo para blogear. Hoy recién me doy cuenta que la aplicación MixPod que tenía mi playlist favorito en este blog, fue sacada.
Hay mucha gente que entraba a este pequeñísimo espacio solo por escuchar esa selección de temas tan rebuscadamente favoritos. Buscaré la forma de volver a compartir estos temas tan especiales. 
Por ahora dejo el más especial de todos acá... disponible para cuando quieran escucharlo.
Sigue siendo mi favorito.


Monday, October 15, 2012

Miedos

La vida en algún momento es un torbellino de miedos, de angustia.
Es difícil vivir con ellos.
Pero tienes razón cuando dices que hay que esperar.
La larga noche pasa y vuelve siempre la luz a iluminar el camino.
Deja que pase el miedo.




Saturday, October 13, 2012

Diario (continuación)

20  de Febrero de 1957 (vestido negro con florcitas)

Me voy de la casa del Sr. May cerca de las nueve. El Sr. Serrano se había ido 20 minutos antes. Tome un bus verde Fiat. A la altura de Plaza Brasil siento una motoneta que sigue al bus. Era él. Casi al llegar a Manuel Rodríguez se acerca por el lado de la acera y me saluda. Siguió delante del bus y lo perdí de vista hasta llegar al Congreso, donde este para y me hace un saludo con la mano.
Al seguir el bus de nuevo, me decido bajar frente al teatro Real, donde él recién llega.
Nos dimos la mano y nos saludamos con un "buenas noches", me dice: "¿Y Ud. que hace a estas horas de la noche por aquí? ¿La llevo en motoneta a su casa?". Le contesto: "Bueno, pero yo nunca he subido a uno de estos aparatos, etc.,etc."
Nos fuimos por Providencia, Antonio Varas, Miguel Claro, y por Simón Bolivar hasta mi calle. Dos casas antes de la mía nos detuvimos. "¿Donde y cuando la podré volver a encontrar?, me dijo". Le expliqué mis problemas y le dí la dirección de mi comadre. Ahí dejaría él dicho cuando será el próximo encuentro. Antes de despedirnos ya nos tuteamos; y al decirle "hasta luego", nos acercamos algo, de lo más conveniente y él me dió un besito en la mejilla muy muy suavecito. Luego nos dimos algunos otros más.
Que día más maravilloso, me siento tan feliz, por que creo que es el hombre más encantador que haya conocido.

Wednesday, September 26, 2012

Diario.

21 de Enero de 1957

El domingo 20 llegó telegrama a mi casa de Lalo, dándome cita para hoy lunes en casa del Sr. May. Allí conocí a un churrito que me presentaron muy formal. Se llama Manuel Serrano. Me cuentan que él fué el que se encargó del envío del telegrama. Tiene una motoneta. Posee una mirada muy especial y muy linda. Lamentablemente tiene argolla.
Al despedirme le digo: "Hasta luego y muchas gracias por el telegrama". Al darle la mano vuelve a mirarme con su mirada tan linda.
Debe ser muy joven todavía, viste muy bien y elegante. Posee modales muy finos.

Una semana después.

Varias veces lo he vuelto a ver y las miradas continuaban. Unas, durante unas onces donde hicimos un kuchen bastante malo con la Sra. May. Otras, al estar él abajo y yo sentada arriba en la terraza estudiando. Temo que Lalo se dé cuenta un día de nuestro flirt.
En otra ocasión, el Sr. May estaba con él en el cuartito donde pesan los huevos, me sirvió un tragito (pisco sour) y todo el rato me miró y observó. Al despedirnos ese día me dió la mano y nos la retuvimos un buen rato, luego nos la soltamos algo apresurados.

Otro día, yo vestía la solera azul con el collar de Aguamarina; estabamos parados frente al gallinero nuevo; él vestía unos pantalones azulinos claritos, muy lindos y una camisa de sport. Se veía tan lindo. Cuando sentí su mirada, al mirarlo yo, él estaba muy ocupado mirándome el cuello, el escote o habrá sido el collar?
Como terminarán y en qué todas estas miradas tan lindas?

Sunday, May 13, 2012


Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor.
     Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental. Lanzaba suspiros de acróbata.
     Mi padre era ciego y sus manos eran más admirables que la noche.
     Amo la noche, sombrero de todos los días.
     La noche, la noche del día, del día al día siguiente.
     Mi madre hablaba como la aurora y como los dirigibles que van a caer. Tenía cabellos color de bandera y ojos llenos de navíos lejanos.
     Una tarde, cogí mi paracaídas y dije: «Entre una estrella y dos golondrinas.» He aquí la muerte que se acerca como la tierra al globo que cae.
     Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcoiris.
     Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte.
     El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo: «Si yo fuese dromedario no tendría sed. ¿Qué hora es?» Bebió las gotas de rocío de mis cabellos, me lanzó tres miradas y media y se alejó diciendo: «Adiós» con su pañuelo soberbio.
     Hacia las dos aquel día, encontré un precioso aeroplano, lleno de escamas y caracoles. Buscaba un rincón del cielo donde guarecerse de la lluvia.
     Allá lejos, todos los barcos anclados, en la tinta de la aurora. De pronto, comenzaron a desprenderse, uno a uno, arrastrando como pabellón jirones de aurora incontestable.
     Junto con marcharse los últimos, la aurora desapareció tras algunas olas desmesuradamente infladas.
     Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple hueco en el vacío, hermoso, como un ombligo.
     «Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano.
     »Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar y las olas del mar irán siempre pegadas a él, como los sellos en las tarjetas postales.
     »Después tejí un largo bramante de rayos luminosos para coser los días uno a uno; los días que tienen un oriente legítimo y reconstituido, pero indiscutible.
     »Después tracé la geografía de la tierra y las líneas de la mano.
     »Después bebí un poco de cognac (a causa de la hidrografía).
     »Después creé la boca y los labios de la boca, para aprisionar las sonrisas equívocas y los dientes de la boca, para vigilar las groserías que nos vienen a la boca.
     »Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar... a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador.»
     Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro abierto.
     Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La tumba abierta con todos sus imanes. Y esto te lo digo a ti, a ti que cuando sonríes haces pensar en el comienzo del mundo.
     Mi paracaídas se enredó en una estrella apagada que seguía su órbita concienzudamente, como si ignorara la inutilidad de sus esfuerzos.
     Y aprovechando este reposo bien ganado, comencé a llenar con profundos pensamientos las casillas de mi tablero:
     «Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía.
     »Se debe escribir en una lengua que no sea materna.
     »Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte.
     »Un poema es una cosa que será.
     »Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser.
     »Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser.
     »Huye del sublime externo, si no quieres morir aplastado por el viento.
     »Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco.»
     Tomo mi paracaídas, y del borde de mi estrella en marcha me lanzo a la atmósfera del último suspiro.
     Ruedo interminablemente sobre las rocas de los sueños, ruedo entre las nubes de la muerte.
     Encuentro a la Virgen sentada en una rosa, y me dice:
     »Mira mis manos: son transparentes como las bombillas eléctricas. ¿Ves los filamentos de donde corre la sangre de mi luz intacta?
     »Mira mi aureola. Tiene algunas saltaduras, lo que prueba mi ancianidad.
     »Soy la Virgen, la Virgen sin mancha de tinta humana, la única que no lo sea a medias, y soy la capitana de las otras once mil que estaban en verdad demasiado restauradas.
     »Hablo una lengua que llena los corazones según la ley de las nubes comunicantes.
     »Digo siempre adiós, y me quedo.
     »Ámame, hijo mío, pues adoro tu poesía y te enseñaré proezas aéreas.
     »Tengo tanta necesidad de ternura, besa mis cabellos, los he lavado esta mañana en las nubes del alba y ahora quiero dormirme sobre el colchón de la neblina intermitente.
     »Mis miradas son un alambre en el horizonte para el descanso de las golondrinas.
     »Ámame.»
     Me puse de rodillas en el espacio circular y la Virgen se elevó y vino a sentarse en mi paracaídas.
     Me dormí y recité entonces mis más hermosos poemas.
     Las llamas de mi poesía secaron los cabellos de la Virgen, que me dijo gracias y se alejó, sentada sobre su rosa blanda.
     Y heme aquí, solo, como el pequeño huérfano de los naufragios anónimos.
     Ah, qué hermoso..., qué hermoso.
     Veo las montañas, los ríos, las selvas, el mar, los barcos, las flores y los caracoles.
     Veo la noche y el día y el eje en que se juntan.
     Ah, ah, soy Altazor, el gran poeta, sin caballo que coma alpiste, ni caliente su garganta con claro de luna, sino con mi pequeño paracaídas como un quitasol sobre los planetas.
     De cada gota del sudor de mi frente hice nacer astros, que os dejo la tarea de bautizar como a botellas de vino.
     Lo veo todo, tengo mi cerebro forjado en lenguas de profeta.
     La montaña es el suspiro de Dios, ascendiendo en termómetro hinchado hasta tocar los pies de la amada.
     Aquél que todo lo ha visto, que conoce todos los secretos sin ser Walt Whitman, pues jamás he tenido una barba blanca como las bellas enfermeras y los arroyos helados.
     Aquél que oye durante la noche los martillos de los monederos falsos, que son solamente astrónomos activos.
     Aquél que bebe el vaso caliente de la sabiduría después del diluvio obedeciendo a las palomas y que conoce la ruta de la fatiga, la estela hirviente que dejan los barcos.
     Aquél que conoce los almacenes de recuerdos y de bellas estaciones olvidadas.
     Él, el pastor de aeroplanos, el conductor de las noches extraviadas y de los ponientes amaestrados hacia los polos únicos.
     Su queja es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo.
     El día se levanta en su corazón y él baja los párpados para hacer la noche del reposo agrícola.
     Lava sus manos en la mirada de Dios, y peina su cabellera como la luz y la cosecha de esas flacas espigas de la lluvia satisfecha.
     Los gritos se alejan como un rebaño sobre las lomas cuando las estrellas duermen después de una noche de trabajo continuo.
     El hermoso cazador frente al bebedero celeste para los pájaros sin corazón.
     Sé triste tal cual las gacelas ante el infinito y los meteoros, tal cual los desiertos sin mirajes.
     Hasta la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del destierro.
     Sé triste, pues ella te espera en un rincón de este año que pasa.
     Está quizá al extremo de tu canción próxima y será bella como la cascada en libertad y rica como la línea ecuatorial.
     Sé triste, más triste que la rosa, la bella jaula de nuestras miradas y de las abejas sin experiencia.
     La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer.
     Vamos cayendo, cayendo de nuestro cenit a nuestro nadir y dejamos el aire manchado de sangre para que se envenenen los que vengan mañana a respirarlo.
     Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir porque ése es tu destino, tu miserable destino. Y mientras de más alto caigas, más alto será el rebote, más larga tu duración en la memoria de la piedra.
     Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella y vamos cayendo.
     Ah mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la muerte, despeñada entre los astros de la muerte.
     ¿Habéis oído? Ese es el ruido siniestro de los pechos cerrados.
     Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al lado afuera. Puedes abrir con un suspiro la puerta que haya cerrado el huracán.
     Hombre, he ahí tu paracaídas maravilloso como el vértigo.
     Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.
     Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador.
     ¿Qué esperas?
     Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvidó sonreír.
     Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga interminable.

Altazor (El viaje en paracaídas), Vicente Huidobro.

Puedes seguir agarrado de tu paracaídas o simplemente soltarte...

Sunday, April 08, 2012

Amo tanto la vida

Así es. Alguién de vez en cuando me recuerda que pronto volveré a recibir lo que se supone es mi castigo. No se de qué?
Estos años que he recibido de regalo, no son más que años de luz esperanzadora. Luz que me ha permitido amar esta vida. Luz que me permite estar preparada.
Mi vida es una vida sin miedos y mi Luz siempre alcanza para quien la quiera tener.


...

El próximo avión que tomes conmigo lo tendrás que hacer,
y el camino de regreso yo te lo recordaré...





Thursday, March 15, 2012

ALMA AUSENTE

No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.

No te conoce el lomo de la piedra,
ni el rasgo negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.

El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.

Porque, te has muerto para siempre
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.

No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.

Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.

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Unos de mis poemas preferidos del gran Federico García Lorca.
Hay días como hoy... como aquel día... en que no me convenzo de que la muerte es para siempre.

Friday, January 27, 2012

Vertigo que el mundo pare...

Mi cabeza esta llena de instantes. Es una fotografía de instantes que se proyectan muchas veces en película y en ella todos coinciden a la perfección. Perfección que por supuesto no existe.

Wednesday, January 18, 2012

Barucho.

Volví al viejo bar que nos rencontró un día.
Entraba con el corazón estremecido por el recuerdo de tal osadía.
Se respiraba todavía la mezcla sin censura de una loca travesía.
Recordaba que nada importaba, si estabas de nuevo haciéndome compañía.
Me miraron extrañados esos estudiantes, exactamente como ese día.
Y ahí seguía también en una pared, dibujado el Che impávido mirándome como en nuestro día.
Todo en mi se lleno de la misma dulzura que un día.
Si hasta la misma chica me trajo la cerveza que no me tomaría.
Y frente a esa espuma que se desvanecía como la vida mía, me dí cuenta que ya nada era como aquel día.
Deje el viejo bar atrás, tal como lo hice un día.
Pero esta vez sola, no estabas para hacerme compañía.