Friday, March 13, 2009


Melancolía…

Esta ha sido una de las semanas más duras que haya tenido el último tiempo. La verdad no tengo mucho de qué quejarme, tengo a mis hijos, trabajo, pero simplemente fue una semana melancólica para mí y eso me hace muy muy mal. Me da miedo estar así.

Seguramente esto de comenzar el año “oficialmente” con tanta actividad, la vuelta al trabajo de vacaciones, la vuelta de los niños al cole, verlos menos, mi madre enferma, cambio en los proyectos, mis amistades complicadas, etc., y más encima el dale que dale por todos lados con el tema de la crisis, simplemente me bajoneo. Demasiado para mí.

Mi melancolía viene por extrañar, frente a todo lo que se venía encima, estar mirando esa bahía de Castro, los volcanes frente al Llanquihue, sentada en una reposera sin más compañía que yo misma. Respirar. Respirar. Respirar. Ese aire del Sur, sin tanto ajetreo, sin llamadas, sin correos, sin explicaciones, sin encuentros y desencuentros.

Cada día que pasa me molesta más vivir en esta ciudad. Cada día que pasa quiero estar…allá…sola con mis amores. Donde no corre el tiempo. Cada minuto se hace eterno, tranquilo, reposado.

Lo más seguro, es que por ahora me tengo que quedar acá. Terminar de criar a los nenes. Pero ya llegara el día en que estoy segura terminare por esos lados. Abrigada con una manta, con los leños prendidos en la chimenea y frente a un gran ventanal, mirando el paisaje que Dios me regale ese día y dejando atras la melancolía.


Calle Melancolia



Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el númeor siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Vivo en el númeor siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía

(Joaquín Sabina, 1978)


Monday, March 09, 2009

Asi quiero estar a los 87....
Besos a todos...ya me pondré al dia con el blog. Estoy con poco tiempo para escribir.